El mundo tiene un destino espiritual. Detrás de la evolución mora un propósito que podemos denominar el plan de Dios.
Todo aquel que responde a la necesidad espiritual puede, a su manera y dentro de su medioambiente, colaborar con el desarrollo del plan divino.
El plan se realiza a través de la humanidad. Tenemos la responsabilidad de comprenderlo y hacer todo lo posible en nuestra vida diaria para expresar su sentido y significado.
La gran invocación:
Desde el punto de luz en la mente de Dios,
Que afluya luz a las mentes de los hombres.
Que la luz descienda a la tierra.
Desde el punto de Amor en el corazón de Dios,
Que afluya amor a los corazones de los hombres.
Que Cristo retorne a la tierra.
Desde el centro donde la voluntad de Dios es conocida,
Que el propósito guíe a las pequeñas voluntades de los hombres.
El propósito que los Maestros conocen y sirven.
Desde el centro que llamamos la raza de los hombres,
Que se realize el plan de Amor y de Luz
Y selle la puerta donde se halla el mal.
Que la Luz, el Amor y el Poder reestablezcan el plan en la tierra.
Que así sea. Amén.